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Estatua alegre

o La quinta

de las alucinaciones

Podríamos decir, fácilmente, que en el Libro de las alucinaciones de José Hierro se mezcla el lirismo con el lenguaje órfico o que la percepción enajenada se transmite aludiendo a los sentimientos y sensaciones.

De este libro de 1964 podríamos, efectivamente, destacar el viaje que propone, avanzando de la concisión hacia la mayor extensión, desde lo referencial a la abstracción o alucinación vívida sobre, por ejemplo, la historia de España. El narrador lírico alucina en Madrid, Salamanca, Gijón, Dublín, Brooklyn, Italia…, evoca a Bach y Solverg o a San Juan de la Cruz y Yepes.

También se podría argumentar sobre la eficacia del poeta al conseguir expresar de modo tan complejo la libertad creadora, paralelo a un viaje desconcertante, en el que prima la desubicación espacio-temporal. "El niño de la jaula" vacía transmitirá las ideas apuntadas.

Podríamos continuar hablando infinitamente sobre la poética que compone este prodigioso poemario, sin embargo, no es didáctica la misión de este texto sino divulgativa, por lo tanto, cedemos la palabra a José Hierro:

“Un instante vacío / de acción puede poblarse solamente / de nostalgia o de vino. / Hay quien lo llena de palabras vivas / de poesía” (de Teoría).

“Me acuerdo de los árboles de Dublín… / Alguien los vive y los recuerdo yo. / De los árboles caen hojas doradas / sobre el asfalto de Madrid” (de Alucinación).

“Qué esfinge arranca ahora / al arpa sideral / arquitecturas músicas” (de Renunciación)

“Volvamos a la realidad” (de Retrato a un concierto. Homenaje a J. S. Bach).

Poesía de José Hierro

Tierra sin nosotros (1947)

Alegría (1947)

Con las piedras, con el viento (1950)

Quinta del 42 (1952)

Estatuas yacentes (1955)

Cuanto sé de mí (1957)

Libro de las alucinaciones (1964)

Agenda (1981)

Cuaderno de Nueva York (1998)

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